1.- Contemplo la parábola de la casa edificada sobre firme roca y la edificada sobre arena. Miro con mi imaginación las dos casas a la vez y hablo con Dios, Padre, hablo con mi Madre la Virgen María.
2.- Enséñame a oír tu doctrina, Señor, y a guardarla; eso será hacer que mi casa esté construida sobre roca firme.
3.- Este criterio de seguir y vivir en consecuencia con mi fe, es lo que me dará plena seguridad en mi existencia, porque cimento todo mi edificio espiritual sobre la roca firme de mi. Sé de quién me he fiado y nunca podré temer.
4.- Enséñame, Señor, a no contentarme con creer, sino poner en práctica lo que creo.
5.- Virgen María, ayúdame a combatir las tentaciones de soberbia, vanidad, genio. Dame la mansedumbre que es humildad y paciencia.
6.- Que me dé cuenta de que es malo huir de la virtud.
7.- Es difícil perseverar; nunca pensé en esta dificultad, pero ahora en la edad mayor me doy más cuenta.
8.- Aumenta mi fe; enséñame a vivir en consecuencia con ella. Prevén, oh Padre, con tu gracia para los combates que me quedan hasta el final.
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